El punto de máximo riesgo físico para la mujer suele ser el momento en el que quiere la separación, cuando la víctima se rebela y cuando el hombre se da cuenta de que la ruptura es inevitable. El agresor intenta vencer sus frustraciones y considera a su ex culpable de su desgracia. El abogado y especialista en Seguridad Ciudadana, Francisco Quintero, nos cuenta el siguiente caso de una señora asustada porque su exmarido quiere quemar su casa:
«El 20 de agosto, aproximadamente a las 12 de la noche, él llego echándole gasolina a la puerta y me lanzó gasolina a mí y a mi hijo por todo el cuerpo y a mi esposo, diciéndome que me iba a matar y haciéndole al yesquero para prenderlo prendiendo por una sola vez en eso mi esposo lo empujo, luego intento prendernos pero el yesquero no prendió. Yo busque a la familia de él para que lo calmaran, igualito nos decía que nos iba a prender en candela después la familia se lo llevo, me siento temerosa asustada, estaba bueno y sano, y ahora quiere quemar mi casa. Lo único que quiero es que lo alejen de ahí.»
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Luego de la investigación se determinó que este sujeto estaba obsesionado porque quiere obligar a la mujer a estar con él a sabiendas que ella tiene una nueva pareja. Ante esta situación se solicitó al ministerio público protección policial para esta victima en su lugar de residencia.
Yendo a la raíz psicológica esta clase de individuos no aceptan una perdida en el plano sentimental y es una situación muy recurrente a nivel de violencia de género lo más sano para este tipo de caso es que la mujer se aleje del alcance del agresor y se mude lo más lejos posibles, y siga adelante con la denuncia hasta alcanzar un fallo, para la hora este sujeto está huyendo de la justicia.
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