Un perro llamado «arepita» llegó desde muy cachorro a una antigua arepera en Caracas El Budare de La Castellana, los dueños siempre lo alimentaron y por tal razón, no hay lluvia ni fuerza que lo hagan moverse de su sitio en la espera de que sus amigos vuelvan a abrir el local.
Hace más de tres meses cerró El Budare de La Castellana, y desde entonces un perro se mantiene a la espera del establecimiento. El canino, es mayormente conocido como «arepita» ha sido alimentado por los dueños de locales vecinos desde el cierre de la arepera.
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Los vecinos del sector aseguran al igual que muchas que algunas veces el perro se ve triste, manteniéndose echado y como si esperara el regreso de alguien en particular. Pero otras se mantiene cuidando del restaurante que por tanto tiempo lo alimentó.
La historia de «Arepita» no es tan distinta a la de muchos otros perros que por la crisis que hace mella en Venezuela han quedado abandonados y en situación de calle. Estos fieles animalitos son otro resultado de vulnerabilidad en el contexto de crisis de Venezuela.
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